¡Comienza el verano midiendo tu planeta!

16/06/2016
Eratóstenes, que así se llamaba, había oído hablar de que al sur de su ciudad ese mismo día un palo no daba sombra a mediodía. Y de ahí pensó que midiendo la sombra de un palo similar en Alejandría y en el otro lugar (donde está la enorme presa de Assuan, por si te gusta la geografía), podría MEDIR el tamaño de esta bola en la que vivimos.
 
Ahora te proponemos abrir las vacaciones con tus amigas y amigos haciendo esta medida tú mismo. No es difícil y te lo contamos aquí. Lo mismo todavía estás en contacto con tus compañeros de clase, o con tus profesoras o profesores. ¿Te animas a medir el tamaño de la Tierra?
 
Participarás en un proyecto internacional, porque estudiantes de muchos otros países van a hacer lo mismo el martes 21 de junio. Y todos los datos juntos nos servirán para medir con mayor precisión lo grande que es este mundo al que pertenecemos.
 
En el Planetario de Pamplona estaremos celebrando la entrada del verano y contando a quienes quieran venir a saludarnos estas y otras historias de nuestro mundo... y de otros mundos.
 

Más info:

¡Verano astronómico! (en el hemisferio norte)

El día más largo de 2016 lo celebramos en Pamplona este martes 21 de junio. ¿El día más largo? Nos referimos a que es el día en el que más horas el Sol está por encima del horizonte. El día, realmente, mide 24 horas siempre (salvo cuando, como pasará el próximo 30 de junio, se introduce un segundo de más para corregir la lenta pero inexorable ralentización de la rotación de nuestro planeta). Pero como llamamos también "día" (y su antónimo, "noche") a la parte del día en que el Sol luce, es cierto que a lo largo del año vamos viendo días más cortos y más largos.

El cambio es suave, en el mejor de los casos unos 4 minutos de diferencia entre un día y el siguiente, algo se sucede más cuando días y noches son parecidos en duración, al comienzo de la primavera y del otoño. Y aunque a lo largo de estas semanas apenas hemos notado que el día se fuera alargando más, porque de hecho el Sol se iba parando también en su camino hacia el norte, ha llegado a su culmen. Y lo hace exactamente, según hacen los cálculos los astrónomos del Observatorio Astronómico Nacional, 34 minutos después de la medianoche que comienza el 21 de junio.

¿Que el Sol se mueve al Norte?

Salvo algunos despistados que contestan equivocadamente a las encuestas sobre percepción social de la ciencia y algunos (pocos afortunadamente) fundamentalistas religiosos, sabemos desde pequeños que es la Tierra la que se mueve, no como se creyó durante muchos siglos. Aunque la sensación que tenemos es que el Sol sale por el este cada mañana, sube por el cielo hasta culminar al mediodía sobre el meridiano, marcando el sur, y cae durante la tarde hasta el ocaso, todos hemos asumido que la visión adecuada de ese movimiento celeste, del que también participa el firmamento estrellado, también girando de este a oeste durante la noche, es que vivimos en un planeta que está rotando sobre su eje.

Y luego está la revolución anual, esa órbita que la Tierra y los demás planetas, y también los cometas y los asteroides y las naves espaciales que viajan por el Sistema Solar, participan de ese movimiento provocado por la atracción gravitatoria. El movimiento anual, junto con el movimiento diurno, explican la sucesión de los días y también las estaciones.

Porque el plano orbital de la Tierra, la eclíptica, no coincide con el plano ecuatorial de la rotación. Y esto hace que, visto desde la Tierra, unas veces el Sol esté por encima del ecuador. Precisamente esto pasa desde el comienzo de la primavera, que el Sol ha ido colocándose más al norte del Ecuador, llegando justo ahora, en el solsticio de verano, a su punto más septentrional. A partir del 21 de junio ya estará de vuelta hacia el Sur, acercándose al Ecuador: lo cruzará el 22 de septiembre, ese día en el que día y noche tienen la misma duración, el equinoccio que marcará el comienzo del otoño.

Norte y Sur

Ni que decir tiene que estamos hablando del hemisferio norte, porque en el sur pasa justo lo contrario: desde el 20 de marzo, cuando el Sol se colocó en el Ecuador celeste, han vivido días más y más cortos y el 21 de junio es “su” día más corto del año. Lo mismo que nosotros viviremos dentro de seis meses, el 21 de diciembre de 2016.

Es así este mismo día del solsticio que marca el comienzo del verano en el hemisferio norte, el que por el contrario resulta el día más corto en el hemisferio sur. En las regiones andinas celebran el INTI RAYMI, la fiesta del nacimiento del dios Sol que nosotros conmemoraremos dentro de 6 meses en nuestra navidad... ¿No es curioso cómo un mundo redondo y orbitando en torno a una estrella amarilla es percibido de forma tan diferente?

¿No era el 21 de junio, o el 22, o...?

El mundo no es tan sencillo como algunos creen, pero no deja de tener su regularidad. Una órbita terrestre, la duración de la revolución anual, es equivalente a algo menos de 365 y un cuarto de rotaciones terrestres (o sea, de días). Por eso en el calendario gregoriano se corrige ese cuarto de día introduciendo cada cuatro años un día extra: el 29 de febrero de los años bisiestos, precisamente. Bueno, la corrección gregoriana además elimina 3 días bisiestos cada 4 siglos, para arreglar eso que decíamos de "un poco menos de un cuarto"...

La cosa es que año a año va cambiando el momento preciso en que el Sol pasa por el punto más septentrional, que corresponde a una distancia angular del Ecuador igual a la inclinación de los dos planos, el ecuatorial y el eclíptico, un ángulo que es 23,5 grados y que llamamos (los astrónomos somos gente muy de dar nombres precisos, pero no más que los médicos o los abogados y a ellos no les echáis la bronca tanto...) oblicuidad de la eclíptica. La duración de cada estación, la velocidad orbital de nuestro planeta, todos los parámetros físicos, no cambian. Pero nuestro calendario si. Hace 2 años, el 2014, el solsticio se produjo a las 12:51 del día 21 de junio. Y el 2015 fue casi seis horas después: el 21 de junio pero a las 18:38. Como 2016 es año bisiesto, el momento del solsticio estival en vez de entrar seis horas después del del año pasado (con lo que lo celebraríamos el día 22) se va a producir unas 18 horas ANTES, a las 00:34 del 21, como ya habíamos comentado.

Parece un lío, pero todo viene de que nuestro calendario tiene un número entero de días, desde el 1 de enero al 31 de diciembre, que no es exactamente la duración de una órbita de la Tierra. Y por eso cada año la hora e incluso el día de entrada de las estaciones cambia. El verano puede oscilar entre el 20 y el 23 de junio. En cualquier caso, mucha gente, con eso de que la fiesta de comienzo del verano más popular es la de San Juan, con sus hogueras, que se celebra el 24, se cree que realmente el día más largo aún no ha llegado. Pues no: las hogueras serán dentro de unos pocos días, pero el 21 de junio de 2016 será el día más largo.

La órbita elíptica del Sol (que no causa las estaciones)

Suele mucha gente pensar erróneamente que la causa de las estaciones no es el que debido a ese cambio de posición del Sol cambien las horas de insolación y la altura del Sol (es decir, el ángulo de incidencia es mayor: los rayos solares nos caen más a plomo) sino que la órbita de la Tierra en torno al Sol sea una elipse: unas veces estamos más cerca y hace más calor, y otras más lejos y hace menos. Notemos que esta idea errónea no explica por qué ahora estamos en verano en el norte pero en invierno en el sur y viceversa (cosa que si solo fuera cuestión de estar cerca o lejos del Sol no se produciría...).

Un poco más abajo reproducimos una imagen como las que suelen aparecer en los libros de texto para explicar la órbita de la Tierra en torno al Sol. Es una elipse con el Sol en un foco, ciertamente, como describió Kepler con sus leyes del movimiento planetario. Pero muy exagerada. Y para colmo, el Sol y la Tierra están más cerca (el perihelio de nuestra revolución) en pleno invierno. Y ahora estamos más lejos.

En el momento más cercano al Sol (el perihelio), la Tierra está a 147 millones de kilómetros de su estrella. Y en el momento más alejado (el afelio), a 152. Unos 5 millones de kilómetros, que parece mucho, pero que es un 1,39% en relación a la distancia que nos separa del Sol. Hay mucha gente que cree erróneamente que es esta distancia cambiante entre la Tierra y el Sol la que produce las estaciones, pero no es así. De hecho, el perihelio lo alcanzamos precisamente los primeros días de enero, y el afelio los primeros días de julio.

João Silas
João Silas

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