"Primus circumdedisti me"

14/04/2022

El lema latino \"Primus circumdedisti me\", Fuiste el primero que la vuelta me diste que campea en el escudo de Juan Sebastián Elcano, sintetiza el contenido de esta exposición que se ha inaugurado en el Planetario de Pamplona y que presenta la Asociación Navarra de Modelismo Naval como recordatorio del viaje de Fernando de Magallanes y posteriormente Juan Sebastían Elcano.

Un viaje que comenzaba en San Lúcar de Barrameda el 10 de agosto de 1519 y llegada a Sevilla el 8 de septiembre de 1522. De los 256 marineros que partieron (tres de ellos navarros) arribaron 18.

De la mano de dioramas, maquetas, carteles, instrumentos marítimos, especies y recreación del ambiente de una cocina en un barco nos podremos ir haciendo idea de cómo prepararon el viaje, las Naos que utilizaron, los mapas que conocían hasta entonces, y algunas de las múltiples peripecias que ocurrieron a lo largo de esa expedición y que dio la vuelta al mundo. Todo esto recogido por el diario de Pigafeta

La exposición permanecerá abierta hasta finales de septiembre y es de entrada libre en horario de planetario.

500 años de la primera vuelta al mundo

Terminados todos los preparativos, el 10 de agosto de 1519 la armada leva anclas y sale de la rada de Sevilla hacia la desembocadura del Guadalquivir. Dos días después fondean en Sanlúcar de Barrameda donde terminan de avituallarse.

Arriban a Tenerife el 2 de octubre de 1519 y tras una corta estancia, Magallanes pone rumbo a Sierra Leona y a continuación navegan al sudoeste.

El 29 de noviembre de 1519 avistan el nuevo continente (en Recife), desde allí toman rumbo sur bordeando la costa de Brasil y Argentina. El 31 de marzo de 1520 echan anclas en un buen puerto natural al que llaman San Julián. Magallanes decide invernar allí. Entran en contacto con los habitantes de esas tierras a los que llaman Patagones (patas grandes) por sus enormes zapatos de piel de guanaco.

El domingo 2 de abril de 1520 los capitanes de la Concepción, San Antonio y Victoria se sublevan y Magallanes aplica un castigo ejemplar a los rebeldes.

La carabela Santiago, destacada a explorar la costa del sur, encalla a 100 millas (180 Km) de distancia, algunos supervivientes regresan y dan aviso. Se envían socorros que salvan a la tripulación, pero el barco se pierde.

El 24 de agosto de 1520 parten de San Julián y, tras días de navegación llegan a la desembocadura de un rio que llaman de Santa Cruz. Allí permanecen dos meses.

El 18 de octubre zarpan de Santa Cruz y el 21 llegan a un cabo al que llaman “De las Once Mil Vírgenes” en honor a la festividad del día. Tras el cabo se abre una profunda ensenada. Magallanes ordena a la San Antonio y a la Concepción que se adelanten para explorar. Durante 5 días esperan el regreso de los barcos. Cuando vuelven los hacen lanzando salvas de artillería. No es una ensenada, es un estrecho y puede que se comunique con el Mar del Sur descubierto por Balboa en 1513. La San Antonio deserta y regresa a España.

Magallanes ordena continuar con la navegación y, para mejor exploración, destaca una chalupa. Esta regresa con la noticia de que ha encontrado la salida del estrecho. El 28 de noviembre de 1520 las tres naos llegan al cabo Deseado y salen a aguas abiertas en el Mar del Sur. El estrecho tiene 592 Km de longitud, con una anchura media de 5-6 Km que se reduce en algunos puntos especialmente angostos a apenas 500 m. La expedición ha tardado 38 días en atravesarlo, azotados continuamente por fuertes vientos y ventiscas de nieve.

Al desembocar en el océano, este se encuentra totalmente en calma por lo que le dan el nombre de Pacífico.

Magallanes pone proa al norte y el día 19 de diciembre alcanzan los 32º S y desde esa latitud las naos mantienen un rumbo constante oeste-noroeste.

Ese mar tranquilo al que han puesto por nombre Pacífico será para ellos el peor de los infiernos, pues no sospechan que sea tan inmenso.

Navegan tres meses y veinte días y recorren 1.700 millas (3.205 Km) sin tocar tierra. Las provisiones se echan a perder, el agua se pudre en los barriles, la galleta se convierte en un polvo mezclado con gusanos y orines de rata. Aparece el escorbuto y mueren 29 hombres y otros muchos enferman.

El 6 de marzo de 1521 desembarcan en la isla de Guam, a la que llaman “De los Ladrones”, pues los isleños abordan las naos llevándose todo lo que pueden.

Para dar descanso a la tripulación, elige la pequeña y deshabitada isla de Homonhon en la desembocadura del golfo de Leyte. El 17 de marzo de 1521 bajan a tierra y encuentran manantiales de agua fresca. Al día siguiente los indígenas, que son amigables, les traen en sus canoas frutas y arroz.

El 4 de abril la flota emprende camino a la isla de Cebú donde entran en contacto con el rey Humabón que se aviene a comerciar.

El 26 de abril de 1521 llega a Cebú un jefe llamado Zula, que compite por el liderazgo de la isla de Mactan, con el también jefe Lapulapu. Este último se niega a reconocer la autoridad de Humabón y mucho menos la de Magallanes.

Magallanes organiza una fuerza de 60 hombres fuertemente armados y el 26 de abril zarpa con sus barcos hacia Mactan para apoyar a su aliado Humabón. Magallanes y 49 hombres (entre ellos Pigafetta) desembarcan y apenas alcanzan la playa son atacados por unos 1.500 isleños. Los hombres de Magallanes se defienden como pueden de la lluvia de rocas, lanzas y flechas. Él les grita que retrocedan hacia los botes.

Los guerreros de Lapulapu al ver que Magallanes es quien dirige el grupo, concentran en él sus ataques. Una flecha le atraviesa una pierna y un isleño le da un machetazo en la otra pierna, cae de bruces y es rematado a lanzazos. En la batalla mueren 5 españoles y 4 indígenas bautizados. De los isleños mueren 15.

Las tres naos zarpan precipitadamente. De los 265 hombres que embarcaron solo quedan 140. Los supervivientes de la expedición quedan completamente desorientados ante la pérdida de su jefe. No son capaces de decidir quién puede sustituir a Magallanes en el mando.

Al final se deciden por un mando compartido entre Duarte Barbosa y Joâo Serrao. Establecen para los buques un rumbo hacia Cebú y su amigable rajá Humabón.

Enrique, el esclavo de Magallanes, al que este había prometido la libertad en el caso de que muriera, la exige y Barbosa se la deniega por lo que baja a tierra y se confabula con Humabón para que este se apodere de los barcos y sus mercancías. Así traman una conspiración (Pigafetta).

El 1 de mayo de 1521 el rajá de Cebú invita a los nuevos comandantes y capitanes a un festín en tierra. Comenzado el festín Carvalho y Gómez de Espinosa perciben algo siniestro en el ambiente y deciden volver a las naves. Todos los que quedan en tierra son asesinados por las gentes de Humabón. Las naves salen a toda prisa de la bahía y bajo el mando de Carvalho inician un errático viaje a través de las islas que dura seis meses (Pigafetta).

Debido a la falta de hombres (solo quedan 140) deciden quemar la Concepción y repartir las tripulaciones entre la Trinidad y la Victoria.

El segundo problema son los víveres, por lo que recalan en la isla de Palawan donde llenan sus bodegas. De allí ponen rumbo a lo largo de la costa hasta la isla de Banggi en el estrecho de Balabac, donde fondean para reparar las maltrechas naves. Las reparaciones duran 42 días.

Zarpan de Banggi y ponen rumbo a la isla de Sarangani, al sur de Mindanao. Allí se produce la destitución de Carvalho como jefe, debido a su incompetencia, y el nombramiento de Gómez de Espinosa como capitán de la Trinidad y Juan Sebastián Elcano, capitán de la Victoria, como jefe de la expedición.

Juan Sebastián Elcano, nacido en Guetaria (Guipuzcoa) hacia 1476, es un experto marino dueño de su propio barco. Acosado por las deudas vende su nave a armadores extranjeros, cosa penada por la ley. Esto le obliga a alistarse en la expedición de Magallanes como primer oficial de la nao Concepción.

El 6 de noviembre de 1521 avistan islas al oeste, el piloto asegura que son Las Molucas. Por fin llegan a las islas de las especias, después de 25 meses y 2 días (Pigafetta). Las islas son Ternate, Tidore, Moti y Malakian y son los únicos lugares del mundo donde crece el árbol del clavo.

La Victoria y la Trinidad fondean en las afueras de Tidore cuyo rajá sultán, El-Mansur, les da encantado la bienvenida y corresponde a sus regalos con un abundante suministro de clavo.

El 18 de diciembre de 1521 los barcos están cargados y listos para partir. Cuando salen a mar abierto, se localiza una gran vía de agua en la Trinidad. Debido a ella tiene que volver a tierra. Elcano se ve ante el problema de esperar a su reparación o continuar solo con la Victoria. Se decide por esto último ya que los vientos procedentes del este han comenzado a soplar y son esenciales para cruzar el océano Índico hasta el cabo de Buena Esperanza. 54 hombres deciden quedarse con la Trinidad para volver, a través del Pacífico, hasta Panamá.

Los restantes 47 hombres (Pigafetta entre ellos), más 13 moluqueños, que aceptan viajar a España como intérpretes, embarcan en la Victoria. La nao iza velas el 21 de diciembre.

Elcano sabe que tiene que realizar una discreta y veloz salida y navegar alejado de las rutas comerciales controladas por los portugueses hacia el cabo de Buena Esperanza. Es entonces cuando comienza el suplicio. El barco hace agua y requiere un agotador trabajo de achique día y noche con las bombas. La carne se pudre en los barriles por falta de sal y la dieta se reduce a arroz y agua. Llegan a la altura del cabo después de recorrer 2.600 millas (4.700 Km) y 56 días de navegación. Es el 19 de mayo de 1522.

Elcano pone entonces rumbo noroeste. Al poco una violenta tormenta rompe el palo trinquete y su verga. La agotada tripulación lo repara como puede.

De Tidor salieron en la Victoria 60 hombres, en este momento a Elcano solo le quedan 38, más de la mitad de ellos enfermos. Casi sin víveres decide arriesgarse a tocar en las islas de Cabo Verde, de posesión portuguesa.

Elcano inventa una historia convincente para acallar las sospechas de los portugueses. El 9 de julio de 1522 fondean en la bahía de la isla Boavista en Cabo Verde. Los portugueses en principio les creen y les permiten abastecerse de arroz. Pero algunos hombres pretenden pagar víveres con clavo, y los portugueses descubren que estos hombres pertenecen a la flota de Magallanes.

Elcano ordena cortar amarras y largar velas con lo que consiguen salir a mar abierto sin que puedan darle alcance. En tierra quedan 12 españoles y la chalupa.

Elcano pone rumbo directo a España, rebasa las Canarias y el 8 de setiembre de 1522, después de 3 años y 29 días, la Victoria atraca junto a la Torre del Oro. De la Victoria, una ruina de barco, desembarcan 18 hombres famélicos, andrajosos y descalzos. Es todo lo que queda de las 5 naos y 265 hombres que iniciaron el viaje.

Los hombres, con antorchas en las manos y en silencio, se dirigen a la iglesia de Sta. María de la Victoria para dar gracias por el regreso.

La Victoria trae en sus bodegas 381 sacos de clavo de la mejor calidad que se venden por 8.680.555 maravedís, los gastos de toda la expedición han supuesto un total de 8.000.252 maravedís por lo que queda un beneficio de 680.303 maravedís. Además, se ha descubierto el paso al Mar del Sur (Pacífico), se ha tomado posesión de nuevas tierras (Las Filipinas) y se ha dado la vuelta a la tierra navegando hacia el oeste tal y como pronosticó Magallanes.

Elcano consigue un escudo de armas con la leyenda “Primus circumdedisti me” (Fuiste el primero que la vuelta me diste).

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