02/08/2015

En la revista del verano, un suplemento dentro del periódico EL PAÍS,
Javier Armentia publicaba el sábado 2 de agosto un artículo que en la web se titula
"Las estrellas son para el verano", y que en una versión más amplia ofrecemos aquí. En el texto incorporamos algunos enlaces que llevan a las páginas correspondientes que son mencionadas. Queremos agradecer al equipo de
MATERIA, que llevan la ciencia en EL PAÍS, que estén siempre tan cerca de las noticias del cielo y de la actividad de los museos de ciencia y planetarios.
Sirva este artículo como apertura de un mes de agosto que, os lo prometemos, tendrá más de una sorpresa. Y no solo por las Perseidas...
Solamente podemos avanzar que será el día 12 de agosto cuando la noticia salte a todos los medios.
LAS ESTRELLAS SON PARA EL VERANO
Las imágenes que toman los astronautas de la Estación Espacial Internacional de la Península Ibérica muestran el mismo mal que en gran parte del mundo desarrollado: el derroche energético ha creado manchurrones de contaminación lumínica en todos los núcleos urbanos, y es difícil localizar zonas libres de luz. Son esos lugares oscuros los buscados por los aficionados a la astronomía (teniendo que desplazarse a veces más de 200 km como sucede en Madrid) para poder disfrutar de un espectáculo que ahora, en verano, muchos descubren precisamente con el éxodo rural de las vacaciones.

¿Dónde se esconden los mejores cielos?
Los astrofísicos saben que para tener buenas imágenes del Cosmos hay que huir de las ciudades, subirse a los montes y elegir, de entre ellos aquellas zonas en las que la limpieza del cielo y la estabilidad de la atmósfera sea óptima. Para montar un observatorio astronómico es habitual realizar series de observaciones a lo largo de varios años para encontrar el paraje más adecuado: la recompensa es poder tener un lugar adecuado para captar la tenue luz del Cosmos. Las cumbres de las islas de Tenerife y La Palma, con el mejor conjunto de telescopios en territorio europeo son el ejemplo. El
Gran Telescopio Canarias, actualmente el mayor del mundo, disfruta de unas condiciones idóneas sobre la Caldera de Taburiente, un parque nacional que ha permitido que los edificios del
Instituto de Astrofísica de Canarias se asomen a los espacios protegidos, a la vez que las autoridades elaboraron las primeras reglamentaciones para la protección del cielo nocturno de las farolas que asolan la noche.

La Palma cuenta además con numerosos miradores y observatorios en los que el cabildo insular ha querido promocionar uno de sus patrimonios, ese paisaje nocturno espléndido, que completa a la naturaleza exhuberante de día. Por toda la isla uno encuentra las indicaciones de “Observatorio Astronómico”, conduciendo a miradores en los que algunas veces se encuentran cartas del cielo y en otras pequeños telescopios. Diversas empresas ofrecen además excursiones de turismo astronómico, complementadas con las visitas en las mañanas de los días dfe labor al Observatorio del Roque de los Muchachos, que conviene reservar con antelación (en el 622805618 o en el correo electrónico visitasorm@iac.es).
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Observatorio de Javalambre (CEFCA)[/caption]
En la península, el
Centro Astronómico Hispano Alemán de Calar Alto, en la Sierra de los Filabres (Almería) tenía hace unos años también un programa de visitas, pero los recortes del gobierno, que casi han llevado al desmantelamiento de un centro puntero, cortaron de raíz la posibilidad de que los aficionados conocieran estos templos de la astrofísica profesional. El futuro Observatorio de Javalambre, del
Centro de Estudios de Fïsica del Cosmos de Aragón en las cumbres de Teruel (la zona más oscura y la más limpia para ver el cielo sin viajar a Canarias) tendrá un amplio centro de divulgación, pero aún está en construcción así que la mejor opción es el
Parque Astronómico del Montsec, en Ager (La Noguera, Lleida). El centro propone visitas muy completas, con uno de los planetarios digitales más avanzados del país y con varios telescopios abiertos al público. Un
listado de los observatorios españoles aparece en la web de la
Sociedad Española de Astronomía – SEA, la organización profesional de la astronomía y la astrofísica de este país.
Destacamos también las visitas al Observatorio de Sierra Nevada que organizan desde el
Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) y el Instituto de Radioastronomía Milimétrica (IRAM). Los interesados en descubrir la astronomía de altura
pueden visitar esta web.

Los
planetarios, algunos pertenecientes a museos y centros de ciencia, permiten un acercamiento diurno y entretenido al conocimiento del cielo.
La red española de planetarios incorpora casi 20 centros y en todos hay programaciones variadas para toda la familia, con producciones audiovisuales internacionales (como
“Cielo Profundo”, del
Planetario de Pamplona) y exposiciones, además de talleres y campamentos de verano científicos.
La historia de la astronomía también proporciona espectáculo: la visita al
Real Observatorio de Madrid (los viernes por la tarde y sábados y domingos a mediodía), en la parte sur del Retiro, permite descubrir el empuje ilustrado por la ciencia en tiempos de Carlos III. En San Fernando (Cádiz) el
Real Instituto y Observatorio de la Armada, nacido del empuje de Jorge Juan en 1753, organiza visitas, solo para grupos. Otros observatorios, algunos gestionados desde agrupaciones astronómicas, ofrecen a lo largo del verano visitas guiadas y actividades de observación.
Recientemente se ha constituido la
Federación de Asociaciones Astronómicas de España donde se puede localizar la asociación más cercana y las actividades que realizan a lo largo del verano, entre ellas observaciones para todos los públicos y charlas divulgativas. Algo que sucede especialmente en torno al 12 de agosto, cuando se produce el máximo de las fugaces más conocidas del año, las Perseidas, haciendo que la astronomía se convierta en uno de los temas habituales de la canícula.
Turismo Astronómico
La oferta se amplía en los últimos años con algunas iniciativas de turismo rural donde la astronomía se ha incorporado, teniendo en cuenta que solo en medio de la naturaleza tenemos el acceso al cielo más oscuro y por otro lado más brillante. En los últimos años, algunos parajes naturales han incorporado una certificación internacional, la de las
reservas Starlight: lugares de interés para ese turismo astronómico donde se protege especialmente el cielo nocturno. Además de La Palma y el Montsec están las cumbres de Tenerife, Sierra Morena, la comarca de la Sierra Sur de Jaén, y la reserva de la biosfera de La Rioja
"Valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama".
Observar el cielo noctuno no requiere grandes instrumentos ni conocimientos complejos, y ahora queda al alcance de cualquier persona que disponga un smartphone. Desde el
Google Sky de uso similar a los conocidos mapas o el mejorado
WorldWide Telescope de Microsoft a diferentes programas que muestran el cielo y los planetas, y que abundan para todas las plataformas. Estas aplicaciones nos ponen en la mano una carta del cielo en tiempo real que podemos apuntar a cualquier zona del cielo para reconocer qué objeto estamos viendo: Las opciones son numerosas:
Star Walk,
SkEye,
SkySafari,
Distant Suns, o el multiplataforma y adictivo
Stellarium (en castellano) son sólo algunas de entre cientos de posibilidades.
Varias aplicaciones más permiten seguir los satélites artificiales (especialmente la Estación Espacial) en sus pasos sobre nuestras cabezas, en
iTunes o
Google Play hay decenas bastante similares). De paso, si el aficionado o curioso se instala utilidades como Pérdida de la noche (
Loss of the Night) se puede colaborar en un proyecto internacional de ciencia ciudadana para medir la calidad del cielo nocturno identificando cuántas estrellas ve cerca del Polo Norte celeste. No es complicado: solo hay que esperar que no se nuble y que apaguen las luces del chiringuito de al lado.
Un cielo para todos
Una de las preguntas recurrentes para quienes trabajan en los planetarios es recomendar la compra de un telescopio para los chavales que madres y padres suelen formular antes de las vacaciones. No es sencillo: un buen telescopio es un instrumento caro y voluminoso. Y uno barato es… ¡barato!: la experiencia suele ser poco recomendable para quien quiere iniciarse porque no proporcionan buenas imágenes salvo que se sepa cómo tunearlos, y acaban arrinconados tras dos intentos de uso. Por eso es mucho mejor hacerse con un programa de cielo o una pequeña guía impresa que permite comenzar a localizar a simple vista algunas de las maravillas del cielo. Luego, desempolvar los prismáticos que hace años quedaron en un cajón y descubrir que con un poco de cuidado, quizá incluso usando ese trípode fotográfico olvidado años atrás, se tiene un buen instrumento para seguir el relieve del terminador lunar, es decir, de la línea que separa el día y la noche en nuestro satélite. Los prismáticos permiten también ver algunos cúmulos y seguir la sinuosa Vía Láctea, el camino de Santiago celeste, o descubrir los satélites de Júpiter, aún observable al Oeste tras la puesta de Sol.

Un mundo para mirar otros mundos
La necesidad de contar con un cielo muy transparente y estable, sin contaminación lumínica y con muchas noches despejadas limita los santuarios de los astrónomos, que han encontrado en algunos lugares singulares el lugar idóneo para establecer sus observatorios. Una breve muestra recorriendo el mundo:
- El Observatorio de Mauna Kea, en la isla de Hawai es uno de los mejores lugares para la observación del cielo, en la Reserva Científica junto a la cumbre de Mauna Kea, establecido desde 1967 y sede de 12 telescopios internacionales, a 4205 msnm.
- En Chile las condiciones excepcionalmente secas del desierto de Atacama crean una región idónea (posiblemente la mejor del mundo) para la observación astronómica, con los observatorios de La Silla, Cerro Tololo, Las Campanas y Cerro Mamalluca; y más al norte el Cerro Paranal (donde se asientan los 4 telescopios del VLT del Observatorio Europeo Austral).
- El Observatorio Griffith, en Los Ángeles (EEUU) es posiblemente el observatorio más visto en el cine, inmortalizado en "Rebelde sin causa" o en "Terminator" unos decenios después. Un poco más lejos, alejándose de las imposibles luces de Los Ángeles, está el Observatorio del Monte Wilson, donde Hubble midió la distancia a la galaxia de Andrómeda y comprobó, hace casi un siglo, que el Universo se expandía.
- El Observatorio de Siding Spring, en Coonarabran, (Nueva Gales del Sur) en Australia es otro de estos lugares privilegiados. Un monte que acoge varios de los observatorios más importantes de la historia de la astrofísica, que casi desaparece por culpa de los importantes incendios en 2013, sigue siendo un lugar apasionante para mirar el cielo...
- Como cosa curiosa: combinando los datos de satélite sobre claridad del cielo, temperatura baja, nubes, humedad, hace unos años se publicó que el mejor lugar del mundo para mirar el cielo era un lugar llamado "Cordillera A" (Ridge A), en la Meseta Antártica, a 4053 metros sobre el nivel del mar. El problema es que también era uno de los puntos más fríos del planeta, con un prometio de -70º, llegándose a -90º.
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