Sábado. Seis de la mañana. Suena el despertador. Para nuestros dos equipos de iSchool, la FLL arranca pronto. Pero no es problema. Los últimos cuatro sábados también tuvimos que madrugar -no tanto- para entrenarnos. Hoy toca carretera. Somos pioneros ya que por vez primera dos equipos riojanos participan en una competición de robótica educativa y encima jugamos fuera de casa. Es una sensación que, salvando las distancias, me hace pensar en esos exploradores pioneros como Cook, Shackelton o Amundsen. Te enfrentas a un reto desconocido, tienes que viajar, te da vértigo, pero a la vez te atrae muchísimo.
El Planetario nos acogió con las puertas abiertas. Todo es novedad para nuestros catorce valientes. Equipos, preparativos, padres, mucha gente a nuestro alrededor. ¡Arranca oficialmente la FLL! En nuestros stands repasamos de nuevo nuestros proyectos. Es increíble la ilusión y la alegría que se respira y el trabajo de nuestros compañeros de otros equipos. Nos sentimos un poco pequeños, pero no importa, el ambiente y el compañerismo se hace notar. Llega el momento de las presentaciones. Los nervios de la mañana y de la última semana se disipan. Hemos cumplido nuestra misión. Estamos muy orgullosos. Hace apenas dos meses no nos conocíamos y hemos sido capaces de llegar hasta aquí gracias a un excelente trabajo en equipo. Los jueces no daban crédito, pero así es, en este lado del Ebro no nos asustan los retos.
El domingo nos recibió un nuevo madrugón y Baluarte en toda su amplitud. El día de la robótica, nuestra pasión había llegado. Ocupamos nuestro espacio, ahora sí, juntos los dos equipos de iSchool . Nos organizamos para poder entrenar y dar los últimos retoques a nuestros robots. Comienza la competición. Es difícil de describir el torrente de emociones que se siente al iniciar la primera ronda de la competición. Imagino que un atleta sentirá algo parecido, a su nivel claro, cuando salta al terreno de juego. Seguro que los Gasol, Nadal o Contador tienen emociones similares. Para nosotros era muy importante aprender y sobre todo, ganar confianza. Conocíamos nuestras limitaciones pues empezamos hace muy poco en el universo de la robótica, pero nuestros equipos fueron capaces de centrarse en las mejoras que podían implementar en cada ronda y mejoraron en todas ellas hasta clasificarse por la zona media de la tabla. Todo un logro. La emoción que sentimos al conseguir la última de las misiones fue indescriptible por parte de todos: equipo, entrenadores y especialmente padres, pues sin ellos esto no hubiese sido posible.
A nivel personal me quedo con el orgullo de haber comprobado como todos y cada uno de nuestros chicos y chicas han aprendido algo nuevo y como han sido capaces de enfrentarse a lo desconocido con valentía, imaginación y mucho humor. Lo hemos pasado muy bien, hemos aprendido mucho de esta experiencia y el año que viene volveremos a dar batalla.
Un saludo, Juan Núñez www.ischool.es @nextkidsgen facebook.com/