En la mañana del viernes 20 de marzo de 2015 se produce un eclipse de Sol que será observable desde Pamplona. Queremos proporcionarte información útil sobre este fenómeno y a la vez invitarte esa mañana a venir al Planetario donde vamos a dedicar la mañana a actividades en torno a este fenómeno celeste. Estaremos con los astrónomos de la Red Astronavarra Sarea y todos los voluntarios y participantes que quieran, siguiendo el eclipse en vivo y en directo (la meteorología será la que mande), y también con las conexiones a través de Internet que podamos poner a punto para contemplar un eclipse de Sol.
#eclipse20M
Nuestra convocatoria arranca a las 9:00, un cuarto de hora antes de que comience el fenómeno celeste visto desde Pamplona. Con la colaboración de la Obra Social “la Caixa” y la Fundación Caja Navarra, el Planetario de Pamplona dispone de una gafas especiales para observar de forma segura el eclipse de Sol que proporcionaremos a todos los que nos visiten esa mañana. Las actividades especiales, dependiendo de la meteorología, finalizarán a las 11:30, una vez finalizado el eclipse. Tendremos observación en directo del eclipse mediante telescopios e instrumentos adecuadamente filtrados, varios proyectores solares y la colaboración de todos los aficionados que quieran, además de los astrónomos de la Red Astronavarra Sarea. En la Sala Ibn'Ezra estaremos además proyectando las retransmisiones del eclipse desde diferentes puntos del planeta.
Te recordamos que a través de las redes sociales queremos usar la etiqueta (hashtag) #eclipse20M para que puedas comunicarte también con nosotros. Te invitamos a mandar tus propuestas, imágenes o comentarios sobre el fenómeno celeste con que abrimos la primavera.
Desde esta web, en los días previos al eclipse, proporcionaremos también enlaces a las diferentes retransmisiones que se van a preparar del eclipse, y que podrás ver en directo desde el mismo Planetario de Pamplona.
En este documento hemos recopilado información que cubre toda esta actividad y que hemos obtenido y elaborado en el Planetario de Pamplona, que cuenta con el impulso en sus actividades educativas y de divulgación de la Obra Social "la Caixa" y de la Fundación Cajanavarra. Hemos empleado diversas fuentes que se citan en cada lugar, y colocado algunos enlaces útiles, porque queremos que te resulte sencillo comprender y disfrutar de este baile del Sol y la Luna. En concreto los contenidos del Planetario de Pamplona, tienen un carácter de cultura libre (freeworks) tal como viene definida por Creative Commons:
Hace muchos muchos siglos vivían cuatro hermanos en un pueblo llamado Sumbiarhólmur, que se encuentra al sur de la isla de Suðuroy en al archipiélago de las Føroyar. Eran fuertes y pendencieros y se pasaban el día luchando entre ellos, olvidando a veces sus deberes. Y eso sucedió una vez en la primavera, cuando el día es tan largo que apenas desaparece el Sol unas pocas horas, en las que ni siquiera el cielo se pone negro ni se ven las estrellas. Allí estaban enzarzados en plena pelea en el monte en vez de cuidar al rebaño de ovejas de la familia, cuando la oscuridad llegó de repente y sin avisar. Los hermanos, aterrorizados, rezaron a los dioses para que les devolvieran el rebaño y la luz del día, prometiendo portarse bien y no pelear nunca más. Cuando se abrazaron, de repente, el Sol apareció de nuevo, y nunca más volvió a esconderse.
Cuentan que esta leyenda narraba un hecho extraordinario que sucedió el 30 de mayo de 1612, cuando un eclipse total de Sol se pudo ver desde las Feroe, unas islas entre Escocia e Islandia, a casi 62 grados de latitud (al sur, por lo tanto, del círculo polar ártico). Desde entonces, nunca más ha vuelto a verse un hecho así... Pero el próximo viernes 20 de marzo un nuevo eclipse total de Sol llegará a las islas. Y las Feroe se han vestido de fiesta para celebrar esta historia con los aficionados a la astronomía de todo el mundo que, a pesar de que el tiempo puede no ser todo lo despejado que exige un eclipse, han decidido viajar a este paraíso nórdico a recordar leyendas y vivir la pasión de un eclipse. Y, posiblemente, bailar encadenando las manos el baile nacional de las islas, el føroyskur dansur, como podemos ver en este vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=ToKtu0TCyJw
Las Feroe son una región autónoma de Dinamarca, un archipiélago formado por 18 islas que a finales del año pasado contaba con 48.599 habitantes, de ellos unos 20.000 viven en la capital, Tórshavn. Es un territorio montañoso y sin bosques, cuya principal ocupación es la pesca y ahora, también, el turismo. Los primeros pobladores vinieron posiblemente de las islas Shetland y las Orcadas, o de las Hébridas Exteriores de Escocia. Su tradición y el idioma feroés tiene esas influencias normandas y escandinavas.
Los antiguos chinos creían que un eclipse se producía porque un dragón engullía al Sol. Sólo tocando ruidosos tambores y chiflos se conseguía ahuyentar a la bestia y devolver al Astro Rey su hegemonía. Los astrónomos reales, castas de gran alcurnia, debían intentar prevenir los ataques del dragón, y eran castigados por el Emperador si fallaban. Dicen que gracias a ello comenzaron el estudio de los astros, por si las moscas y por si su cabeza.
Muchas otras creencias estrambóticas asocian los eclipses a terribles sucesos: algunos afirman que las embarazadas corren riesgo de abortos; ciertos musulmanes creen pecaminoso mirar al Sol en ese tránsito lunar delante de su disco; un conocido modista auguró, hace unos años, la caída de una estación espacial sobre París e incluso el fin del mundo durante un eclipse. Y aunque nada de ello sea cierto, quizá sucede porque los eclipses nos parecen algo legendario.
Y más cuando, como en las Feroe, el eclipse es total y de repente se hace la noche.
2.
El eclipse de Sol del 20 de marzo de 2015 desde Pamplona y otros lugares
En el Planetario de Pamplona nos conformaremos, como en gran parte de Europa, con disfrutar de un eclipse que no será total: no se hará de noche, pero sí tendremos una peculiar mañana del viernes 20 de marzo de 2015, que te invitamos a celebrar con nosotros. Como informan desde el Observatorio Astronómico Nacional - Instituto Geográfico Nacional en su página especial para este eclipse, desde Pamplona la Luna ocultará el 70% del disco solar en el momento del máximo eclipse, a las 10:15. El tránsito de la Luna delante del Sol comenzará a las 9:10 y finalizará a las 11:25. Y el Sol tendrá este aspecto (en la imagen del OAN – Instituto Geográfico Nacional)
La medida que se utiliza habitualmente para medir la "profundidad" de un eclipse (su grado de ocultación) se denomina magnitud del eclipse y corresponde a la fracción del diámetro solar oscurecido por la Luna. En Pamplona, por ejemplo, ese valor es de 0,753, que corresponde a un 70% si medimos la superficie eclipsada (que es lo que estará relacionado más directamente con la disminución de luz).
Comienza
Máximo
Final
Magnitud
Porcentaje ocultado
9:10
10:15
11:25
0,753
70
Hemos preparado una simple animación esquemática de cómo se verán los diferentes momentos del eclipse en este gif animado. A las 9:10 la Luna está en el lado occidental (mirando hacia el disco solar esto es a su derecha) y comienza a ponerse por delante del Sol. Es el comienzo del eclipse.
La Luna entonces va adelantando al Sol, desplazándose de la derecha a hacia la izquierda (es decir, desde el oeste hacia el este siendo más precisos), de manera que a las 10:15 tenemos el máximo de ocultación.
A partir de ahí la Luna sigue adelantando y acabará de abandonar el disco solar a las 11:25. En la animación hemos centrado la imagen en el Sol y la orientación de la imagen es la habitual de una cámara de fotos en posición horizontal. Por eso, si te fijas, la Luna parece hacer una trayectoria curva sobre el Sol, esto es debido a que la Tierra está girando, es decir, el Sol parecer moverse en el cielo conforme asciende a lo largo de la mañana hacia el Sur.
(Animaciones más completas y para otros lugares están disponibles a través de la red en lugares como TimeAndDate)
La geografía del eclipse
Este eclipse de Sol del 20 de marzo de 2015 (que corresponde en la catalogación habitual de eclipses al Saros 120, siendo el 61º de los 71 del grupo) es total en una franja que recorre zonas oceánicas del Atlántico Norte y del Ártico, tocando muy poca tierra firme: las islas Feroe (que quedan cerca del punto donde se producirá el máximo eclipse, a las 10:46 hora oficial peninsular española, donde durará esa noche 2 minutos y 47 segundos), y algo más al norte las islas Svalbard de Noruega, que al estar más al norte, por encima del círculo polar sucede justo el día en que comienza el día de 6 meses: allí el eclipse se verá justo con el comienzo del día más largo...). Como eclipse parcial será visible desde Europa, el norte de África y Asia.
En esta animación de la página de eclipses de la NASA que elabora Fred Espenak, podemos ver cómo la sombra de la Luna barre la superficie terrestre durante todo el eclipse. Los lugares que verán antes el fenómeno están en la costa atlántica africana aunque la sombra de la Luna asciende a regiones septentrionales conforme pasa el tiempo barriendo toda Europa y el norte de África, además de la zona septentrional del Atlántico incluyendo Groenlandia y tocando el noreste de Canadá, para ocupar también el norte de Asia. Las últimas regiones barridas por la sombra de nuestro satélite serán las estepas siberianas, llegando hasta la ragiónj de Krasnoyarsk en el momento en que esté haciéndose allí de noche.
En total este viaje de la Luna por delante del Sol habrá durado 249 minutos, algo más de 4 horas. Pero el momento de totalidad, observado en un punto de la franja donde la alineación del Sol y la Luna es completa, será corto, entre 2:22 y 2:47 minutos. (En algunos casos, como sucedió en el eclipse del 22 de julio de 2009, la totalidad llegó a ser de 6 minutos y 39 segundos. El máximo teórico es de 7 minutos, debido a las velocidades relativas de la rotación terrestre, de la revolución de la Luna alrededor de la Tierra y de la revolución de la Tierra alrededor del Sol).
El eclipse visto desde España
En nuestro país, como vemos también en el mapa preparado por el OAN, el eclipse será más pronunciado en el noroeste y menor en el sureste y en las Canarias.
Por eso, no se hará de noche, pero si disminuirá la luz ambiente hasta quedarnos con una cuarta parte de lo habitual en una mañana de marzo. De un día que, precisamente, marca el comienzo de la primavera, con el el Sol sobre el ecuador celeste a las 23:45 de hora civil peninsular. La primavera durará 92 días y 18 horas, y terminará el 21 de junio, con el solsticio de verano a las 18:38 de ese día.
Como comentábamos, toda la información y las horas exactas en que se observará el eclipse en los diferentes municipios españoles se puede encontrar en la completísima página que el Observatorio Astronómico Nacional ha preparado para este eclipse.
3.
Eclipses:
Sol y Luna jugando al escondite
Rescatamos un texto de la Guía del Cielo de 2005, editada por Procivel SL, que nos cedió para la presentación en la web del eclipse anular de Sol que tuvo lugar el 3 de octubre de 2005 y en el que el Planetario de Pamplona coordinó diversas actividades con otros centros de divulgación de la astronomía. Hemos reordenado algunas secciones e introducido nuevos datos, pero en general seguimos el texto que amablemente nos permitieron utilizar entonces.Recomendamos la edición para 2015 de esta guía, que puedes adquirir también en la Tienda del Planetario de Pamplona.
Los eclipses son fenómenos relativamente poco frecuentes, pero de indudable interés para el observador del cielo. Un eclipse de sol puede describirse como la ocultación gradual del disco solar por la oscura silueta de la Luna cuando ésta, en su movimiento mensual a lo largo del zodiaco, da alcance al Sol cubriéndolo total o parcialmente. En el caso de un eclipse parcial el efecto en la Tierra es casi imperceptible a lo largo de las varias horas de duración, y sólo el uso de filtros especiales que nos permitan mirar al Sol sin riesgo para la vista puede mostrarnos lo que está sucediendo. Únicamente en el caso excepcional de tratarse de un eclipse total el panorama cambia drásticamente en los escasos minutos en que la Luna mantiene completamente tapado al Sol, pues la claridad del día deja paso a un breve crepúsculo en el que incluso aparecen las estrellas más brillantes y los planetas observables a simple vista.
Por su parte, en un eclipse de luna se observa un gradual oscurecimiento de la luna llena a lo largo de varias horas, iniciándose por un extremo y pudiendo afectar al disco completo (eclipse total) o sólo a una parte (eclipse parcial). Los eclipses de luna, a diferencia de los de sol, son fácilmente observables; a simple vista se puede seguir el proceso y apreciar las distintas tonalidades que va adquiriendo nuestro satélite a medida que penetra en la sombra que la propia Tierra proyecta en dirección opuesta al Sol. Esa sombra tiene, a la distancia de la Luna, un diámetro unas tres veces superior al lunar. Debido a la refracción de la luz solar en la atmósfera terrestre, la Luna rara vez llega a oscurecerse por completo, tornándose a menudo a un color rojo mortecino.
Otra ventaja de los eclipses de luna frente a los de sol es que los primeros pueden observarse desde todo un hemisferio terrestre (aquél desde el que se divisa la Luna en el momento del eclipse), en tanto que los de sol afectan a regiones más limitadas. De hecho un eclipse total de sol sólo puede contemplarse desde una franja de varios miles de kilómetros de longitud, pero con una anchura a lo sumo de unos pocos cientos de kilómetros. Esto explica que para un determinado observador situado en un punto concreto de la superficie terrestre la visión de un eclipse total de sol sea un acontecimiento verdaderamente extraordinario.
El próximo mes, precisamente, el 4 de abril de 2015, tendremos un eclipse total de Luna, pero que no será observable desde España, sino en la zona del Pacífico. Posteriormente, el 13 de septiembre de 2015 volverán a darse las condiciones para un eclipse de Sol, que será parcial y solamente observable en el sur de África, el océano Índico y la Antártida. Medio mes después tendremos más suerte, y podremos observar el siguiente eclipse de Luna, también total, el 28 de septiembdre de 2015. (Enlaces a los datos del OAN).
Para ver un eclipse total de Sol en Pamplona tendremos que esperar unos años, sin embargo, cuando el 12 de agosto de 2026 tengamos la oportunidad de disfrutar de uno desde nuestra ciudad.
El baile de la mecánica celeste en los eclipses
Como ya hemos apuntado, los eclipses de luna suceden cuando ésta se encuentra en fase de luna llena, mientras que los eclipses de sol coinciden con la luna nueva. Pero naturalmente no se producen eclipses en cada lunación, puesto que se requiere que los tres astros implicados, Sol, Tierra y Luna logren una alineación perfecta en el espacio, y esto sólo se da unas pocas veces al año.
Si la órbita lunar no estuviese inclinada con respecto a la eclíptica, en cada luna llena nuestro satélite quedaría inmerso en la sombra terrestre, y se produciría un eclipse de luna. Del mismo modo, la Luna se interpondría exactamente entre la Tierra y el Sol en cada luna nueva, provocando un eclipse de sol. Hay que hacer notar además que en ese supuesto todos los eclipses de sol ocurrirían en las regiones tropicales y ecuatoriales de la Tierra. Sin embargo, la pequeña inclinación de la órbita lunar, de 5°9' con respecto a la eclíptica, es suficiente para que la mayor parte de las veces la Luna pase al norte o al sur del Sol, y al norte o al sur de la sombra terrestre. Sólo si la luna nueva y la luna llena tienen lugar cuando está situada en la misma eclíptica o a muy pocos grados de ella sucederán, respectivamente, un eclipse total de sol o de luna.
Debido al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol, cada seis meses aproximadamente se dan las condiciones para que se produzcan eclipses, al ocurrir las fases de luna nueva y luna llena muy cerca del plano de la eclíptica. Normalmente los eclipses acontecen por parejas: un eclipse parcial o total de sol y otro parcial o total de luna separados por dos semanas. También, aunque con menor frecuencia, los eclipses pueden venir aislados; en ese caso siempre serán de sol, tal y como sucedió el año 2002, en el que no se produjo ningún eclipse total o parcial de luna. En 2011, por ejemplo, hubo 4 eclipses de Sol, pero todos parciales, a la vez que se dieron cuatro seguidos totales de Luna entre 2011 y 2012.
Hay que destacar el hecho fortuito de la semejanza de los tamaños aparentes que presentan el Sol y la Luna para un observador terrestre (alrededor de medio grado). Si la Luna se encontrase más alejada de la Tierra presentaría un diámetro aparente menor, no pudiéndose producir entonces eclipses totales de sol. En realidad la órbita lunar alrededor de la Tierra es elíptica, por lo que cuando se desplaza por su parte más próxima a nosotros la vemos ligeramente mayor que cuando lo hace por el extremo más alejado.
Así, cabe distinguir entre dos modalidades de eclipses de sol: eclipses totales, que suceden cuando vemos el disco lunar suficientemente grande como para que pueda cubrir por completo al Sol, y eclipses anulares, cuando el menor tamaño aparente de la Luna no es suficiente como para ocultar enteramente al astro rey: la Luna queda en el interior del disco solar, permitiendo ver un brillante anillo a su alrededor. En un eclipse anular de sol nunca llega a oscurecerse tanto el cielo como en uno total. Incluso durante el momento de máxima ocultación, el estrecho anillo de sol que permanece visible no lo permite. De hecho, al observar un eclipse anular no se puede prescindir en ningún momento del filtro, como si de un simple eclipse parcial se tratara.
4.
Observación de un eclipse
Nunca se repetirá lo bastante: ¡cuidado!
Cualquier observación del cielo en direcciones cercanas al Sol es peligrosa. Muy peligrosa. Y más mirar al Sol de frente. Por supuesto, no te decimos nada que no sepas, que no hayas notado. El viernes 20 de marzo de 2015 la Luna, nuestro satélite, pasa por delante del Sol según lo vemos desde la Tierra, sin llegar a taparlo más que parcialmente (al menos desde el territorio español). Es decir, piensa que este eclipse es un fenómeno que sucede SOBRE EL DISCO SOLAR. Así que imagínate. No es seguro mirarlo... salvo que contemos con protecciones adecuadas.
Cuando por un descuido miramos el disco solar, aunque sea un breve instante antes de que, casi de forma automática, nuestros párpados se cierren para protegernos, habremos conseguido sobreexcitar la retina y tendremos durante un rato una imagen fantasma que nos muestra el disco del Sol incluso con los ojos cerrados... Eso es ya un aviso de que puede haber problemas posteriormente. Una observación prolongada, incluso sin ningún instrumento que aumente o concentre los rayos solares, es suficiente para provocar daños irreparables en nuestra vista. Por supuesto, conviene recordarlo porque tenemos los humanos una mala costumbre, que es negociarnos estos peligros como si pudiéramos evitar algo que es puramente físico y fisiológico (seguro que alguna vez habrás pensado: bueno, voy a mirar pero solo un poquito, no pasa nada porque en un momento retiraré la mirada... ¡Error! Eso es ya una actitud irresponsable y peligrosa). Por supuesto, desde el Pamplonetario queremos ser insistentes, incluso aburridos o pesados, porque sabemos que los daños son reales. Y sobre todo porque hay formas seguras y muy divertidas de poder observar el eclipse.
Nunca se repetirá lo bastante: ¡cuidado!
Claro, posiblemente crees que ya te las sabes todas: lo de usar un vidrio de soldador, unas gafas del eclipse de 1999 o del del 2005, o las del tránsito de Venus que todavía guardas por ahí, o esos negativos velados y revelados que decían hace unos años... Pues no: o no siempre. En un eclipse una parte del disco solar es ocultada por la Luna. Pero durante gran parte del fenómeno, una buena porción del disco sigue enviándonos luz: incluso en las zonas donde el eclipse es más central, de manera que durante unos minutos se producirá el eclipse anular, la luz del Sol puede dañarnos irreparablemente nuestros ojos.
Así que el fenómeno, que dura varias horas, da para mucho -demasiado- de mirar al Sol. Y aquí radica la base del peligro: normalmente a nadie se le ocurre quedarse mirando al Sol. Pero durante un eclipse, ¿a que apetece? Pues olvídalo si no andas preparado: las gafas de eclipse y los vidrios adecuados de fundición pueden resultar convenientes para mirarlo, pero no todo el rato, de forma continuada. Conviene tener esto en cuenta y no confiarnos nunca.
Como recomendación general: no mires al Sol. No mires a simple vista sin la protección adecuada. Y si notas la más mínima molestia aun usando esa protección, DEJA INMEDIATAMENTE DE MIRAR. Puede que sea un poco tarde y ya tengas una lesión, así que ándate con cuidado.
Nunca se repetirá lo bastante: ¡cuidado!
Las recomendaciones habituales son obvias:
No mires nunca directamente al sol sin una protección adecuada, porque esto podría provocarte ceguera total en sólo unos pocos segundos.
Asegúrate siempre de utilizar filtros ópticos adecuados para proteger tus ojos.
Nunca mires directamente al Sol a través de un telescopio o cualquier instrumento óptico, salvo que estés utilizando filtros profesionales adecuados.
En caso de duda, es mejor NO MIRAR AL SOL
Sistemas de observación del eclipse
GAFAS DE ECLIPSE, VIDRIOS DE SOLDADOR, NEGATIVOS...
Las gafas para eclipses homologadas, que normalmente tienen un polímero (un material similar, en algunos casos, al Mylar) que bloquea una gran fracción de la luz solar, constituyen una herramienta adecuada para mirar durante unos pocos segundos. Igualmente, los vidrios de soldador (de densidad superior a 14) pueden ser utilizados. Pero, recordamos, sólo para unos momentos. Conviene no estar mucho tiempo con estos filtros o gafas mirando al Sol. En el momento en que, al cerrar los ojos, conserves una imagen persistente del disco solar, para inmediatamente de mirar al Sol. Con un poco de suerte, no habrá pasado nada, pero podrías haber tenido una insolación dañina: si te viene dolor de cabeza o la imagen persiste, es conveniente que consultes con un profesional sanitario.
No podemos aconsejar el uso de negativos velados y revelados. Aunque puede ser un "apaño", fácilmente resulta insuficiente. Mejor comenzar con al menos cuatro de ellos puestos uno sobre otro, y sólo disminuir si somos incapaces de ver el Sol. Desde luego, ni se te ocurra latradicional receta de ahumar un vidrio convencional: es insuficiente y muy peligroso.
Ninguno de estos métodos es adecuado para observar a través de ningún instrumento amplificador de la luz solar, como prismáticos, teleobjetivos, catalejos o telescopios. En estos casos, consulta siempre con alguien experto antes de cometer la torpeza de ponerte a mirar con un instrumento de este tipo. Si no tienes uno a mano, olvídate de ellos.
FILTROS PARA INSTRUMENTOS ÓPTICOS
Los aficionados a la astronomía con experiencia saben cómo colocar filtros seguros para telescopios, binoculares o teleobjetivos. Desde luego, no te arriesgues. Infórmate en una tienda especializada, o en la agrupación astronómica de qué filtraje es necesario. Y, en caso de duda, ni se te ocurra poner el ojo. (Una nota: si tienes un telescopio baratillo y aún no has tirado a la basura unos pequeños filtros que vienen para colocar en el ocular, hazlo inmediatamente: no son seguros porque se pueden fácilmente calentar y romper en cualquier momento. Sólo los filtros A LA ENTRADA del sistema óptico son adecuados.
Alguna información sobre estos temas (en inglés) la puedes encontrar en http://www.eclipse.org.uk/safety.htm o Sky & Space - SOBOMEX. Hay empresas que facilitan estos materiales en nuestro país, y que pueden certificar su seguridad. Exige toda la información (y más) que puedan ofrecerte.
LO MÁS SEGURO: PROYECTAR LA IMAGEN DEL SOL
Por nuestra parte, preferimos no recomendar ninguno de estos materiales, e invitarte a que la observación del tránsito la realices mediante la proyección de la imagen del Sol. Es un método completamente seguro (el único, salvo que prefieras perdértelo). En el esquema siguiente mostramos cómo puedes colocar un dispositivo en un telescopio o para unos prismáticos. Puedes hacerlo con antelación y comprobar qué tal te funciona.
Evidentemente, si te acercas a una de las numerosas convocatorias públicas que planetarios, centros de ciencia, agrupaciones astronómicas, universidades y otras instituciones han programado para este eclipse, allí tendrás información completa que te permitirá disfrutar de una observación segura. Te recomendamos hacerlo, y colaborar en estas acciones de difusión de la astronomía.
Nunca se repetirá lo bastante: ¡cuidado!
Mirar al Sol es un riesgo claro de daños oftalmológicos, si no se emplean protecciones adecuadas. En esencia, en nuestra opinión es importante aclarar varios aspectos:
Hay que recalcar los riesgos de una observación sin protección:
lesiones córneas como la queratitis, producidas principalmente por la radiación UV, que resultan dolorosas aunque reversibles en algunos días;
lesiones retinianas, principalmente quemaduras, ligadas a los efectos térmicos de la radiación solar, con su efecto fotoquímico sobre las células de la retina. Pueden ser lesiones irreversibles y conducir a una degradación significativa (incluso total) de la visión.
Se debe promover la observación segura del eclipse:
Protecciones para observación a simple vista:
Existe una normativa europea, 89/686/CEE referente a los equipos de protección individual. En concreto, para las "gafas de eclipse" se puede aplicar la norma europea EN 169:1992 que atribuye la marca "CE", homologada y certificada por laboratorios de referencia a los vidrios de soldador. El nivel de absorción para estas protecciones es el 14: así, los vidrios de soldador con esta certificación son seguros. Igualmente las gafas de eclipse también.
Conviene hacer notar que habitualmente estas gafas usan una doble capa de polímero o mylar aluminizado. Estos materiales se degradan con el tiempo, por lo que se recomienda que las gafas sólo se usen una vez: mucha gente puede guardar en sus casas las gafas del eclipse de 1999, pero realmente no se puede confiar en que sean seguras.
Conviene igualmente avisar de que las gafas de sol convencionales no son adecuadas. Y tampoco otros "trucos" populares, como un cristal ahumado, o usar unas radiografías...
También se ha de recordar que esas protecciones seguras para la observación visual no permiten utilizar instrumentos ópticos: no es seguro, por ejemplo, usar unas gafas de eclipse para mirar por unos prismáticos, dado de concentran la luz solar y entonces la protección es insuficiente.
En cualquier caso, la observación más segura es la que utiliza un sistema de proyección para obtener una imagen del Sol sobre una pantalla o cartulina. Se debe recordar que ésta es la opción más conveniente porque no entraña observar directamente al Sol.
Finalmente, se debería recomendar que la observación del Sol nunca se prolongue más allá de unos pocos minutos, dejando después un buen tiempo de descanso antes de volver a observar a través de filtro. En general, la aparición de fosfenos o imagen persistente del sol en la retina avisarían del riesgo que ya se está corriendo.
Protecciones para la observación con instrumentos:
Se debe desaconsejar el uso de instrumental óptico que aumente o concentre la radiación solar (binoculares, catalejos, telescopios, cámaras con teleobjetivo...) para observación directa. Sólo si son adecuadamente usados para conseguir una imagen proyectada son seguros (recordando, en estos casos, nunca mirar a través del ocular).
Existen protecciones adecuadas para instrumentos (como láminas de mylar) conocidas y usadas por los aficionados a la astronomía: se deben utilizar siempre antes del sistema óptico, limitando la entrada de rayos solares. Sólo en los casos de disponer de un conocimiento adecuado o de una correcta información se han de usar estos métodos.
Y, especialmente, se debe desaconsejar por completo el uso de filtros de vidrio oscurecido que se incorporan en algunos telescopios baratos con el nombre de "filtro de eclipse solar" para ser colocados en el ocular del instrumento. Hay un gran riesgo de que, al sobrecalentarse expuestos a la radiación solar, se rompan produciendo un súbito paso de toda la luz concentrada por el colector.
Finalmente, desde se debe informar que, en el caso de notar alguna molestia asociada a la observación del tránsito, se deje inmediatamente de observar el mismo y se dirijan a un servicio de salud próximo, explicando allí el problema y haciendo referencia al eclipse.
(Estas notas fueron preparadas siguiendo las recomendaciones de la Dirección General de la Salud francesa hace unos años, que el Planetario de Pamplona reelaboró para el tránsito de Venus de 2004 y el eclipse parcial de Sol de 2006. Algunas de las fotos que hemos incluido, de Mikel Goñi, recogen anteriores observaciones de eclipses desde el Planetario de Pamplona)
5.
Actividades para disfrutar de un eclipse
Un eclipse es, ante todo, una experiencia sorprendente y merece la pena que antes del mismo prepares lo que creas que puede ser interesante o necesario para que lo disfrutes, y que luego te dejes llevar por la emoción durante el fenómeno... Luego habrá tiempo de que puedas recapacitar, fijarte en algunos detalles que se te escaparon, en fin, también recoger impresiones de quienes te acompañaron o contemplar las fotos que hayas hecho.
En torno al eclipse puedes hacer por lo tanto muchísimas indagaciones y actividades. Y nosotros queremos proponerte en este apartado algunas, que pueden estar bien también para hacer en equipo, o en el aula... pero no solamente. Por supuesto, hay muchísimas posibilidades, y solo apuntamos algunas que pueden orientarte. En Internet podrás encontrar muchas ideas también. Pero, repetimos, merece la pena que ANTES planifiques lo que te apetecerá hacer (¡no te contamos qué importante es esto si además te vas a ir de viaje a ver la totalidad!) porque de repente durante el eclipse apenas te dará tiempo para hacer nada.
Y te lo decimos con experiencia... que nunca se aprende del todo.
Motivar a los más peques y actividades para el aula
Hay quien, por miedo a que los más pequeños no sean cuidadosos al mirar al Sol (es cierto que si vas a usar gafas de eclipse con niñas o niños tendrás que supervisarlos en todo momento), decide no hacer nada con el eclipse. Y es una pena, porque siempre podemos disfrutar con ellos, de su curiosidad y de su capacidad de aprendizaje.
Puedes, por ejemplo, realizar con ellos dibujos, o modelos a escala de la Tierra y la Luna, jugar a hacer sombras o hasta convertir un "veo veo" en una explicación de cómo funciona un eclipse. Incluso puedes construir con ellos un proyector de la luz del Sol, o un sistema de cámara oscura. Puedes aprovechar para hacer prácticas de observación y medida del Sol. Algunas de estas actividades son las que proponen en ASTROEDU, una iniciativa de la Unión Astronómica Internacional (está en inglés, pero es muy sencillo seguir las instrucciones) y están pensadas para edades de entre 6 y 12 años, o las del proyecto europeo SCIENCE IN SCHOOL... Que no se diga que no hay actividades para hacer durante los días previos y durante la mañana del eclipse.
Algunas prácticas recomendables:
"Eclipses por un tubo", que es una adaptación de la actividad anterior, propuesta para estudiantes de primaria como un concurso organizado por la Agrupación Navarra de Astronomía - Nafarroako Astronomia Elkartea.
Teresa Valdés-Solís, desde Oviedo, ha puesto en su blog CIENCIA Y PRESENCIA un buen montón de actividades y propuestas para el eclipse y los más peques. Muy recomendable, y también la deliciosa canción de Miliki con la que solemos saludar en el Planetario a los habitantes de nuestra ESCUELA DE ESTRELLAS:
También algunas actividades para mayores de 12 años:
Counting sunspots (Joao Fernandes, Universidade de Coimbra) en AstroEDU
El grupo europeo de docencia de astronomía GALILEO TEACHERS GROUP propone actividades durante estos días del eclipse. Y entre ellas, la medición coordinada del tamaño de la Tierra utilizando el método de Eratóstenes. En este enlace puedes apuntarte.
Algo para descubrir: soles en las sombras
Y por supuesto otras iniciativas. No queremos ser muy pesados, pero te proponemos una. ¿Te has puesto a pensar por qué cuando estás bajo un árbol la sombra del mismo no es completa (bueno, no siempre... depende de lo frondoso del árbol, evidentemente) sino que aparecen muchos circulitos de luz? Realmente, los huecos entre las hojas funcionan como una cámara oscura, de manera que lo que ves en el suelo son imágenes del Sol, cientos de ellas.
Pues bien, durante un eclipse, no serán circulares, sino pequeñas uñas que puedes captar con tu cámara.
Un buen amigo del planetario y mejor astrónomo, Jaime Zamorano, del Departamento de Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid, un verdadero enamorado de los eclipses (y que ha viajado por todo el mundo para disfrutar de esos momentos de totalidad) nos propuso una vez un reto: emplear una espumadera para crear nuestro proyector múltiple de eclipses. Un ejemplo de cómo queda lo puedes ver en la foto de APOD el 2 de agosto de 2008, realizada por Philippe Haake, donde proyecta los soles durante el eclipse parcial.
Te invitamos a hacernos llegar a través de las redes sociales tus imágenes del eclipse. Estaremos usando la etiqueta (principalmente en twitter) #eclipse20M
6.
Reflexión: ciencia y creencia de los eclipses
El mayor de los eclipses que hemos podido observar estos últimos años desde Pamplona fue el del 11 de agosto de 1999. Con eso de que quedaba cerca del fin del milenio, también se convirtió en objeto de numerosas especulaciones. El director del Planetario de Pamplona, Javier Armentia, escribió entonces para EL PAÍS un texto titulado "Ciencia y creencia de los eclipses", que nos ha adaptado y actualizado para poner una reflexión con motivo de este eclipse de 2015.
El 29 de mayo de 1919, dos expediciones científicas fueron a observar un eclipse total de Sol a ambos lados del Atlántico, unos en Sudáfrica y otros en Brasil, dirigidos por el astrónomo Arthur Eddington. Su interés, por vez primera en la observación astronómica de eclipses, no era el propio Sol, sino estrellas que se podrían ver cerca de él: esa luz que había viajado billones de kilómetros se debería curvar al pasar junto a nuestra estrella, a causa de la fuerza de la gravedad, en un factor que según las predicciones clásicas era menor que utilizando la nueva teoría desarrollada cuatro años antes por Albert Einstein, la llamada Relatividad General. Ese eclipse pasó a la historia como el de la confirmación de la nueva Física de nuestro siglo.
Y lo rescatamos hoy porque, precisamente, en 2015 se cumplen 100 años de la publicación de esta teoría que cambió la forma en que miramos al Universo. Junto con otros desarrollos de la física, la relatividad de Einstein ha permitido desarrollar una cosmología científica, es decir, estudiar desde la ciencia cómo es el Universo, cómo evoluciona, cuál fue su origen y cuál será su futuro. Por supuesto, son cuestiones abiertas, nadie lo niega, pero a lo largo de este siglo esta "teoría perfecta" (como la denomina el astrofísico de Oxford Pedro G. Ferreiraque ha publicado un libro sobre esta apasionante historia que puede servir estupendamente como lectura divulgativa y a veces como verdadera novela de aventuras. "La teoría perfecta" está publicada por ANAGRAMA en su colección Argumentos.)
Otros astrónomos, hace casi 5.000 años, pagaron con sus cabezas su despiste ante un eclipse. Eso al menos recoge una narración china del reinado de Tchong Kang, en la que se nos cuenta el olvido de los astrónomos reales Hi y Ho, encargados de velar que los dragones no se comieran el Sol (lo que, según ellos, causaba los eclipses) o de, al menos, prevenir estos sucesos que ellos consideraban desgraciados. Ni Hi ni Ho cumplieron su trabajo de manera que el eclipse apareció de improviso, causando el pánico, sin dar tiempo para tañer las campanas y desarrollar los ritos que hicieran desistir al dragón de su propósito.
Hi y Ho, pueden haber sido los primeros mártires de la historia de la astronomía. No es descabellado pensar que no fueron los únicos: lo cierto es que hasta la compilación de los primeros catálogos babilonios de eclipses, hacia el siglo V antes de nuestra era, no era fácil predecir, siquiera de manera aproximada, cuándo iba a suceder un eclipse. Y fueron finalmente los griegos quienes aprendieron a hacerlo, aunque sólo con el nacimiento de la mecánica en el siglo XVII se pudo realmente predecir con exactitud el momento y los lugares donde serían visibles estos fenómenos en los que el Sol queda ocultado (es decir, eclipsado, el origen etimológico de esta palabra) por la Luna.
En este siglo hemos aprendido a mirar el Sol de todas las maneras posibles, y con tecnologías que han hecho que los eclipses se queden obsoletos: cualquier telescopio solar puede producir un eclipse artificial con el que observar la cromosfera y la corona, las zonas exteriores de la atmósfera solar que se ven durante los breves minutos de un eclipse total. Y satélites como el SOHO nos permiten monitorizar nuestra estrella de manera continuada, sin siquiera esperar a que se haga de día. Por otro lado, ahora no utilizamos los eclipses, como se hizo en los grandes viajes transatlánticos del siglo XV y XVI, para poder conocer la longitud (uno de los primeros en utilizar esta técnica fue precisamente Cristóbal Colón). Sin embargo, ese problema quedó finalmente resuelto con la elaboración de relojes precisos. Hoy, cualquiera puede ver con su GPS [sistema de posicionamiento global pro satélite] que para localizarse en el mapa no es preciso esperar a que se haga de noche en pleno día...
Es cierto que los eclipses han desempeñado un importante papel en la historia de la ciencia, quizá no tan relevante como el que a veces se piensa. Pero es más cierto que donde los eclipses han sido reyes es en el ámbito de las creencias. Vistos por muchas culturas como anuncios de catástrofes, y por otras como sucesos regeneradores del mundo, también han sido aprovechados por quienes utilizando el conocimiento de cómo predecirlos se aprovechaban para perpetuar su poder religioso.
Resulta curioso cómo eclipse del 11 de agosto de 1999, vaciado casi por completo de la ciencia que proporcionaron antaño los eclipses, se vio convertido por los adalides de la sinrazón en su más importante bandera milenarista, como si fuera el anuncio de un fin del mundo que (como siempre pasa) no llegó.
Lo triste es que esas imaginarias e inexistentes conexiones cósmicas entre lo que pasa aquí con los eclipses soslayan la verdadera casualidad de estos fenómenos: que siendo el Sol 400 veces mayor que la Luna esté 400 veces más lejos, con lo que su tamaño aparente es similar; y que los movimientos de la Tierra en torno al Sol y de la Luna en torno a nuestro planeta permitan que de vez en cuando, al menos dos veces al año y hasta un máximo de siete, nuestro satélite se ponga delante de ese dios poderoso que nos alumbra y da energía.
Por eso, y sobre todo porque además de la ciencia de los eclipses está también su belleza y su atracción como suceso improbable y raro, resulta muy triste que les quieran achacar los males de este mundo.
7.
Colofón: el eclipse de Juan Ramón Jiménez
Es para nosotros una cita obligada, y una lectura a la que volvemos una y otra vez. La primera edición de su obra “Platero y yo” se realizó hace 101 años, en 1914, y en su cuarto capítulo, el poeta de Moguer construye uno de los más bellos relatos que conocemos sobre un eclipse de Sol, rescatado de su infancia y cómo fue él mismo testigo de un eclipse. La obra está accesible en WikiSource.
Capítulo IV: El eclipse
Nos metimos las manos en los bolsillos, sin querer, y la frente sintió el fino aleteo de la sombra fresca, igual que cuando se entra en un pinar espeso. Las gallinas se fueron recogiendo en su escalera amparada, una a una. Alrededor, el campo enlutó su verde, cual si el velo morado del altar mayor lo cobijase. Se vio, blanco, el mar lejano, y algunas estrellas lucieron, pálidas. ¡Cómo iban trocando blancura las azoteas! Los que estábamos en ellas nos gritábamos cosas de ingenio mejor o peor, pequeños y oscuros en aquel silencio reducido del eclipse.
Mirábamos el sol con todo: con los gemelos de teatro, con el anteojo de larga vista, con una botella, con un cristal ahumado; y desde todas partes: desde el mirador, desde la escalera del corral, desde la ventana del granero, desde la cancela del patio, por sus cristales granas y azules...
Al ocultarse el sol que, un momento antes, todo lo hacía dos, tres, cien veces más grande y mejor con sus complicaciones de luz y oro, todo, sin la transición larga del crepúsculo, lo dejaba solo y pobre, como si hubiera cambiado onzas primero y luego plata por cobre. Era el pueblo como un perro chico, mohoso y ya sin cambio. ¡Qué tristes y qué pequeñas las calles, las plazas, las torres, los caminos de los montes!
Platero parecía, allá en el corral, un burro menos verdadero, diferente y recortado; otro burro...
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